Maquina Enigma.
En 1923 Arthur Sherbius, un ingeniero alemán,
dio a conocer una máquina llamada Enigma, se trataba de una máquina que en su
exterior parecía una máquina de escribir común, pero en su interior estaba
compuesta por un mecanismo que trasformaba la letra tecleada en otra, estaba
compuesta por un conjunto de ruedas cuyas caras tenían contactos eléctricos
entre sí.
Existieron varios modelos de esta máquina; el
primero, contaba con cuatro ruedas con un alfabeto de 28 letras cada una, podía
cambiarse entre el modo de cifrado y el de descifrado, además tenía un sistema
de impresión. Las ruedas podían cambiarse de lugar por lo que la clave para el
uso de esta máquina consistía en el orden en que eran colocadas las ruedas y la
posición inicial de cada una.
La máquina Enigma era un
dispositivo electromecánico, es decir, tenía una parte eléctrica y otra
mecánica. El mecanismo consistía en una serie de teclas, con las letras del
alfabeto, al igual que una máquina de escribir, que en realidad eran
interruptores que accionaban los dispositivos eléctricos y hacían mover unos
cilindros rotatorios. El funcionamiento, cara al usuario, era bastante
sencillo. El operador tenía que teclear las letras de su mensaje y anotar las
letras que devolvía la máquina (a través de un alfabeto que se iba iluminando).
El código a usar se fijaba con las posiciones de los cilindros que constaban,
cada uno, de 26 cables que se conectaban al teclado pero, con la
particularidad, que el primer cilindro giraba un veintiseisavo de vuelta
después de cada pulsación, de tal manera que la posición de las conexiones iba
cambiando con cada entrada del teclado, obteniendo un cifrado polialfabético.
Además, para dar mayor robustez, el segundo cilindro sólo daba un giro cuando
el primero había completado 26 giros y el tercero cuando el segundo había dado
sus correspondientes 26 y añadió la posibilidad de que los rodillos pudiesen
ser intercambiados de posición, de manera que el número de posibilidades
aumentase hasta tener 105.456 alfabetos.
La clave del Enigma queda determinada por la
estructura interna de los rotores y por su posición inicial. Los rotores podían
ser de nueve tipos distintos, en los modelos empleados por el ejército alemán,
y de cuatro tipos en los modelos utilizados por la marina, tenían que
sustituirse con frecuencia para evitar que los criptoanalistas enemigos
consiguieran alguna pista. De hecho, podemos afirmar que el Enigma está muy por
encima de los sistemas criptoanáliticos de lápiz y papel.
Desde la aparición de la máquina Enigma hasta nuestros
días las cosas han cambiado bastante, sólo tenemos que recordar que el Enigma
tenía un inconveniente grave: carecía de impresora. Los resultados aparecían
iluminados en un teclado especial, letra a letra, y una persona tenía que
encargarse de transcribirlos a mano en una hoja de papel. Una impresora
electromecánica hubiera añadido demasiado peso al dispositivo y éste hubiera
sido escasamente manejable: un problema que la técnica moderna permite
solucionar sin dificultades.
Fuentes:
- http://redyseguridad.fi-p.unam.mx/proyectos/criptografia/criptografia/index.php/1-panorama-general/12-historia-de-la-criptografia?showall=&start=5
- http://www.um.es/aulasenior/saavedrafajardo/trabajos/criptografia.pdf
- https://hipertextual.com/2011/07/la-maquina-enigma-el-sistema-de-cifrado-que-puso-en-jaque-a-europa
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